Tuesday, February 12, 2008

La eterna y poco inteligente teoría del empate técnico.

Para que venimos con cosas. Puede que a veces la competencia consista lisa y llanamente en un definitivo empate.
Recuerdo, en mis tiempos de pichangas a media tarde, cuando nuestras madres no andaban con preocupaciones de la capa de ozono, untándonos con litros de protectores solares, que cuando alguien nos ganaba una partida de futbol, inmediatamente solicitábamos la revancha, no importando el calor, la tierra ni el hambre. Lo importante era ganar el último partido para quedar con la sensación de que no habíamos perdido tanto.
Traigo a colación esto, respecto de la pequeña discusión en la que se ha involucrado el ex comandante en jefe del Ejercito Juan Emilio Cheyre y algunos de los próceres de la Concertación. Esta discusión ha sido motivada por la renuncia al Ejercito del General Santelices.
Como pocas veces en la historia de Chile el trauma del Golpe de Estado de 1973 tuvo una solución de parche que implicó que la verdad no se arreglara nada. Todo continuo como si aquí no hubiera pasado nada. Todos, las fuerzas políticas y las militares quisieron hacer un acuerdo de buenos amigos y que todo esto quede donde está. Esto quizás tuvo buenos efectos en la estabilidad del país, pero traía un costo asociado, que en estas semanas ha debido pagar el renunciado general. El costo que han debido pagar todos estos años los familiares de las victimas, buscando por cielo, mar y tierra a los verdugos de sus seres queridos, asumiendo funciones que debieron ser asumidas de una vez y por todas por el Estado de Chile, y también el costo que han debido pagar los victimarios y sus relacionados.
El reclamo de Cheyre, en esta perspectiva resulta extemporáneo, pues trata de presentar un nuevo trato, que llega, a lo menos, con diecisiete años de tardanza.
Son muchos los que en Chile tienen cuentas que pagar con la historia sino directamente con la justicia. Gente de la izquierda que irresponsablemente, con juicios ideológicos torpes subvaloro la importancia de la democracia como espacio para la resolución de conflictos sociales. Gente de la DC que con un optimismo estúpido e infantil creyó en la solución de continuidad del Golpe. Gente de la derecha que utilizó a las fuerzas armadas para la instalación de su propio proyecto político fundacional. Los propios militares que exacerbaron sus funciones generando organismos que escapaban al control de las instituciones. En fin, la lista de morosos es inmensa.
El reclamo de Cheyre es extemporáneo. Mas aún viniendo del comandante en jefe que tuvo la oportunidad de sacar todos y cada uno de los trapitos al sol en la mal llamada Mesa de Dialogo. Antes que eso prefirió, quizás por desidia, dejar esa tremenda oportunidad histórica en manos de subalternos que aún mantenían relaciones carnales con lo peor de la dictadura.
Por ultimo, no se si valdrá la pena modificar el actual orden de las cosas. Este buque llamado Chile ya zarpo. La lista de invitados no fue adecuadamente chequeada. No creo que sea posible comenzar ahora a tirar a los colados por la proa.