Monday, July 24, 2006

Una timida defensa de Jorge Lavandero Illanes

El señor que manda, que no es Pinochet ni Juanito ni Sommerville. Ese señor que no gusta de la cuenta anual de las grandes empresas y que les tira los dividendos por la cabeza a cuanto gerente general se le aparezca por la oficina, ese señor que se esconde detras del lomo de su gato, ese señor sin rostro; del que conocemos solo la mano eterna acariciando al pobre felino. Ese señor ordeno a sus esbirros que se encargaran de Jorge Lavandero Illanes y estos salieron corriendo por las oficinas, los retretes, las escaleras, los ascensores, buscando, escudriñando, revisando los bufetes de los abogados, de los buenos niños que liberan de problemas y no encontraron nada. Preguntaron, inquirieron, interrogaron, solicitaron algun detalle, alguna pista, algo que pudiera comprometer, involucrar y no encontrarón nada. El tipo era honesto, no habia robado dinero, no habia comprado jueces, no habia rentado policias, no se habia pasado un pare ni una luz roja, no habia conducido borracho, no habia manipulado titulos para quedarse con grandes extensiones de terreno, no habia sobornado mapuches con borracheras feroces para que me vendas esas tierras carajo. Luego bajaron por distintos niveles, escudriñarons las distintas posibilidades y no encontraron nada. Fueron con la respuesta donde el señor que manda y que tambien manda en las minas y en las transnacionales y le dijeron que no existe nada, el tipo no se ha colado en los estadios, devuelve los vueltos en los kioskos que le paga religiosamente a los estacionadores de autos y el señor que manda los mando devuelta a la calle a conseguir algo carajo y ellos se fueron y no consiguieron nada. Desalentados se acordaron de la Memé y sus camaritas y se fueron a Temuco y bucearon por las bajas pasiones y no encontraron nada hasta que de pronto, muy de improviso encontraron lo que andaban buscando y llamaron a Santiago, a la base y que jefe que quedese tranquilo que nadie nunca mas le gueveara las minas y el royalty que es eso y era verdad y estoy de acuerdo con que se le llevara preso porque los vicios privados no pueden olvidarse en consideración a las virtudes publicas pero lo que tengo claro que al hombre le buscaron, les costó encontrarle y le encontrarón y lo dejaron callado y ya nadie habla del royalty y las empresas podrán seguir llevandose el cobre a manos llenas y el señor podrá seguir recibiendo su gran cheque y los gerentes generales no sufrirán tantos problemas como los que han sufrido hasta hoy

Saturday, July 15, 2006

Venga el Premio Nacional de Historia. Tenemos Candidato.


Pasado el Mundial y triste por la temprana eliminación de Argentina, mi equipo favorito, quedan pocas alternativas de conseguir triunfos.
Desde hoy, estoy anotando mis bonos en una competencia que puede resultar interesante. Ahora tengo candidato en la carrera del Premio Nacional de Historia.
De mis años pasados por la Escuela de Historia de la Universidad Catolica de Valparaiso tengo un profundo respeto, una enorme gratitud y un sincera admiración por el profesor Eduardo Cavieres. No soy yo quien pueda dar cuenta del enorme poderío intelectual del profesor Cavieres, ya dan cuenta su doctorado en Essex, sus publicaciones respecto del comercio colonial, sus catedras en varias universidades chilenas. Yo pueda dar cuenta de la calidad humana, su humildad, su falta de soberbia, su paciencia de maestro y la hidalguia con que supo reconocer mi mas grande triunfo en mi corta vida academica: lograr un 6.0 en la cátedra de Introducción a la Historia.
La educación es un tema que me apasiona. Una labor que implica la intervención en el alma de nuestros semejantes. Bajo la educación se ubican todo el resto de las actividades humanas. Ciertamente el profesor Cavieres es participe, junto a otros distinguidos profesores y muy buenos amigos, de la construcción de nuestra alma y de la forma como tratamos permanentemente de colaborar en la construcción de un alma colectiva.