Friday, July 22, 2005

La Ley del Silencio

Hay situaciones que al parecer estas sujetas a una poderosa y universal Ley del Silencio y me parece que sobre Chile se cierne un manto de silencio parecido al que se produce cuando tenemos un familiar que tiene cáncer y que nadie en la familia se atreve de ser el primero en decir la verdad, para no hacerse cargo de las consecuencias.

El viejo Max Weber, en un libro que debe estar en una caja que mi mujer traslado a la nueva casa, esperando poder colocarlos en mi biblioteca definitiva, decía que los gobiernos de los grupos sociales medios o clase media, en el lenguaje de Adolfo y Sebastián, les es inherentes un “grado necesario de corrupción” pues al tratarse de grupos que no poseen grandes fuentes de recursos, para asumir el control del Estado y su mantención , necesitan formulas creativas que les provean de los recursos necesarios para atender dichas tareas. De no existir este “grado de corrupción”, el Estado estaría permanentemente en manos de los grupos económicamente poderosos por lo que las naciones serian pasto perpetuo de las oligarquías.

Cuando hablo de una poderosa Ley del Silencio me refiero al ocultamiento de la conexión que existe entre distintos eventos de corrupción que se han producido en Chile en los últimos quince años. Develar esta conexión es darle sentido a dichos actos en un plano mayor, absolutamente impresentables a la conciencia nacional pero necesarios en términos de estrategia política para el avance de gobiernos de base mesocrática.

Yo veo la conexión a partir de una anécdota ocurrida en 1993. Un amigo, de quien, obviamente me reservo el nombre, que vivía en Europa en aquellos años me contó con cierto orgullo que se encontraría con Freí en Alemania. Le sugerí si era para “pasar el sombrero”. Me reconoció mediante una sonrisa cómplice pues su carácter no le permitía llegar a un grado mayor de infidencia. Cuando nos vimos, para las navidades de ese año le pregunto que tal les había ido con la colecta y me reconoció que la cosa no había estado buena.

Después de esa anécdota apareció el escándalo de Codelco y Juan Pablo Dávila, con cifras cercanas a los US$200 millones de dólares. Cuando apareció Lagos se produjo el tema de las cuantiosas indemnizaciones a los altos ejecutivos de las empresas estatales y hoy que se aproxima la elección presidencial aparecen los fondos que habrían sido supuestamente derivados desde Codelco.

Mi tesis es que al no tener el apoyo internacional, los financieros de la Concertación han debido ejecutar distintas estrategias para solucionar el feroz problema de atender los costos de las distintas campañas que se han producido desde el retorno a la democracia. Para los países europeos y para las agencias internacionales Chile posee el nivel de desarrollo democrático y económico que no justifica que reciba ayuda externa para esos fines.

La Ley del Silencio es acatada desde el momento en que, partidario de los valores y principios que representan y han representado los distintos gobiernos de la Concertación, no es dable develar esta conexión pues ello daría pie a que la derecha, en sus versiones económica, política y religiosa se haga del poder total en nuestro país. Pero bueno, se supone que este blog no lo leerá mucha gente