Saturday, October 15, 2005

Que triste Derecha

Que triste es nuestra derecha. Es triste y limitada. Tremendamente limitada. Le gusta el miedo. Manipula con el Cuco. La derecha se alimenta de todos sus horrores y cuando no los tiene se los inventa. Fueron los bolcheviques, los comunistas y cuando estos estaban muertos fueron los terroristas, luego fue el caos, el infinito caos que vendría con las hueste del Atila Aylwin que nada tenia de Atila. La derecha vive solo de tonos menores, prefiere la monocordia a una buena fiesta. La democracia le revuelve el estomago. Prefiere la gomina intensa  y los tonos azules. El arte, la diversidad y el arcoiris le provocan miedos atroces y comienzan a proyectar sus miedos al resto de nosotros. La derecha quiere que cerremos las ventanas y nos quedemos a medios oscuras dentro de la casa. La derecha vive en las iglesias de centro, horrorosamente frías y con musgo que crece al pie de los altares. La derecha es fría como un templo viejo y deshabitado. Se casan, bautizan a sus hijos, hacen las comuniones y todos los sacramentos en esos templos de miedo. Escuchan a curas perdidos a lo lejos, en una acústica insufrible, que musitan rezos ininteligibles, porque entender lo que dicen resulta peligroso. Nuestra derecha no tiene a un Chirac que la redima de sus tonos grises. La derecha, en fin, es la manifestación de una clase que muere. En los años siguiente, cuando los hijos de nuestros próceres encuentren que resulta peligroso llegar a compartir parte de sus prebendas, la derecha se vestirá de nuestros colores y el Pato Fernandez ya no será el bicho raro que Alan Cooper agarro del cuello y dio nacimiento al The Clinic.

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