Wednesday, September 14, 2005

Alternancia en el poder.




Ciertamente la frase es muy querida por Lavín y Piñera y la repiten casi como niños desesperados que no se han podido subir al columpio todavía. Sus adláteres la repiten como si dijeran al elector : “oiga, ya pues, nos toca a nosotros “. En estos reclamos olvidan que la alternancia en el poder no es un sistema de turnos en que a cada quien le llega su tiempo sino que la alternancia en el poder es una posibilidad que queda bajo la decisión y potestad de los ciudadanos que aceptan entregarle el manejo de la república a un determinado grupo en desmedro de otro.

En los distintos gobiernos de la Concertación se han producido interesantes movimientos que podríamos señalar como de “alternancia en el poder”. La tesis puede parecer un tanto pobre e incluso risible para algún lector meticuloso, pero para este análisis tiene su sentido. Los equipos, tanto políticos como económicos , de Aylwin no fueron los de Frei y ciertamente los de Frei no fueron los de Lagos. En todos los gobiernos se produjeron movimientos que tenían que ver básicamente con las distintas perspectivas que tenían los gobernantes respecto de su historial, con las expectativas para su gobierno y con la relaciones personales que fueron construyendo en su camino político.

Hoy la alternancia esta operando nuevamente y el espectáculo de los posibles desplazados es francamente vergonzoso. Por un lado Ascanio Cavallo, connotado periodista y actual académico viene lamentando el alejamiento de los DC vinculados a Gutemberg Martínez a la conformación del comando de Michelle Bachelet. Su razonamiento puede aparecer como formalmente impecable pero denota el terror que tienen los grupos que se han criado cercanos al poder en estos años, de quedarse sin pan ni pedazo. Por otro lado, Eugenio Tironi, exmapu y actual lobbista, se atreve a decir sin ambages que no cree que pueda resultar un gobierno de la señora Bachelet. Ambos casos y ambas situaciones dan cuenta de movimientos internos en los grupos de poder, que dan cuenta de una renovación y un cambio de perspectivas para la actividad política en los próximos años.

Si bien la lógica interna con la que se han llevado los últimos tres gobiernos ha estado fundada en una suerte de partido transversal, pueda aparecer como candado para asegurar la gobernabilidad, esa misma lógica ha significado la virtual demolición de la estructuras del principal partido de la coalición, la DC y también un retardo en la rearticulación del partido socialista y en la conformación adecuada del PPD y del PRSD. Esta forma de articular las relaciones para el sustento de un gobierno tiene por resultado el conformar grupos que progresivamente se van cerrando en si mismo desvirtuando lo esencial de la democracia que es la participación de la comunidad en la administración de lo publico.

La Concertación fundada en las amistades de grupos debe dar paso a un sistema que privilegie lo institucional, pues sobre esto se fundan las bases de una democracia sana y sostenible en el tiempo, que pueda sobrevivir a los muchachos del Mapu y sus compadres. Esperamos que la situación este madura como para que la señora Bachelet gobierne bajo bases muy claras y confiables con los partidos que la apoyan.

1 comment:

Otto Boye said...

Muy de acuerdo, Hernán. El avance en el perfeccionamiento de la democracia ha sido lento y hasta desencantador para muchos, pero creo que la reforma constitucional recién aprobada trae avances importantes. Quedó pendiente el tema del sistema binominal y uno no expresado y que encaja en tu análisis: el de ampliar la participación ciudadana tanto como sea posible. A mí me interpreta mucho una definición de democracia que dieron los obispos chilenos en 1969: "participación amplia del pueblo en las tareas y los bienes de la nación". Lo sustancial es la participación, pero debe ser acompañada por una dinámica permanente de ampliación de la misma en dos grandes capítulos: el de las tareas y el de los bienes de la nación. Siempre habrá, en este sentido, un horizonte por delante que apunta a una tarea infinita. La derecha, que impulsó y apoyó una dictadura que quería gobernar hasta 1997 por lo menos, tiene por esto todavía poca fuerza para pedir una oportunidad para ella. Todas las caras visibles de RN y la UDI se dieron a conocer al lado de Pinochet. Además, lo acompañaron hasta que se supo lo de las cuentas del Riggs, o sea, hasta hace muy poco, y siguen apoyando "la obra" de la dictadura. Gracias por tu análisis.