Saturday, December 31, 2005

El dilema de Piñera

En los días de la pasaba navidad fui sometido a la tortuosa tarea de encontrarle un regalo a mi mujer. Normalmente le hago algún regalo de oportunidad, el tipo pensé que podría servirte y asunto solucionado. Pero ese bendito día 24, en el Jumbo de Viña, sufrí durante dos horas al no encontrar un regalo adecuado. El problema es que en esta sociedad de consumo tenemos acceso relativamente fácil a una cantidad impresionante de elementos para nuestro bienestar, por lo que la elección de un regalo que resulte significativo y relevante resulta muy difícil. De partida descarté los regalos típicos para la casa, ante el riesgo de que me los tirará por la cabeza. Los demasiado obvio también quedaron fuera. Pasé a los tecnológicos como un celular para conectar el notebook a Internet, un pendrive, un hub usb y tuve que reconocer que en definitiva eran regalos para mí y no para ella. Lo mismo ocurrió con un par de cafeteras eléctricas , unas wafleras espectaculares y unas sandwicheras de esas que dejan selladito el pan de miga con jamón y queso. Al final logré, después del respectivo llamado, comprarle un pantalón y una chaqueta deportiva.
El proceso de toma de decisiones es un asunto difícil, pero se torna realmente complicado cuando esas decisiones deben asumirse desde un punto de vista ético. Mi gran problema era que mi ética me indicaba que no era aceptable comprar un regalo para mi mujer que en definitiva me permitiera salir beneficiado. Todas las alternativas que yo podía ver me resultaban útiles a mí, principalmente porque son cosas que me gustan. El gran detalle era definir la compra de un regalo que fuera adecuado para ella y que a la vez me liberara de la sensación de estar metiendo gato por liebre.
Pensaba en esa anécdota mientras leía un articulo sobre Silvio Berlusconi ,  el “empresario-político” que oficia de primer ministro italiano. - Entre paréntesis, tambien Berlusconi se hace pasar por heredero legítimo de la DC italiana.-
Que pasará cuando Sebastián Piñera deba tomar una decisión. Será capaz de romper adecuadamente el dilema moral del beneficio propio. El viejo dicho dice que no se puede entregar el cuidado de la carnicería en las manos del hambriento gato. Será capaz de abstenerse de tomar decisiones en las cuales resulte beneficiado. Podrá legítimamente alejarse de decisiones que tengan que ver con el tema del trafico aereo ante el riesgo que una decisión suya beneficie a Lan Chile. Podrá tomar la mejor decisión en temas que tengan que ver con adecuar la legislación respecto del sistema de salud y que puedan rozar sus intereses en las Isapres. Podrá modificar adecuadamente el sistema provisional chileno sin sentir que se traiciona asimismo con una legislación que modifique las enormes ganancias de las AFP. Sentirá algún remordimiento cuando sus legisladores le cuenten lo beneficioso que sería vender Codelco a los privados.
Podría creer legítimamente que el se abstendrá de tomas decisiones en las que resulte beneficiado, pero por la cantidad de áreas en las que sus empresas intervienen, podrá alejarse de todas las decisiones del Estado.
Existen, por lo tanto, dos opciones. La primera consiste en elegir a Piñera y aceptar que se beneficie indiscriminadamente con el ejercicio del poder. Situación que lesionaría gravemente uno de los activos mas caro para cualquier economía decente  en el mundo que es el de la credibilidad en el libre juego del mercado. La segunda opción es elegir a Piñera y creerle que él se abstendrá de tomar decisiones que lo beneficie. En ese estamos eligiendo a un presidente que al final resultará completamente impedido de actuar y por lo tanto, estamos eligiendo a un perfecto inútil.
Para mí las opciones son claras. Los empresarios al mercado y los políticos a la política.
El dilema debe ser resuelto de inmediato. Ello resulta claro para la República y tremendamente beneficioso para el futuro del sistema económico chileno. Elegir a Piñera pone en riesgo al propio sistema económico y a sus actores. El estado, la democracia, la politica y la justicia deben regular al capitalismo. Nunca confundirse con él.

4 comments:

Anonymous said...

Me parece de pésimo gusto tanto detalle en tu relato sobre los regalos para la Feña. Me da la impresión que estás justificando, más aún públicamente, alguna inseguridad sobre si era o no finalmente un regalo adecuado el que elegiste.
No obstante, la ACC (Asociación Chilena de Consumistas), te lo agradece.
Claramente el dilema Piñera es llegar a creerle sobre su verdadera intención al postular a la Presidencia. Me cuesta todavía asumir como cierta su inagotable verborrea. No puedo dejar de recordar que, entre miles de cosas recordadas en demasía por estos días, su querido hermano Miguel fue "infiltrado" por los medios oficialistas de la época en el mundo de la Trova y la canción protesta para "blanquear" ese movimiento ante la opinión pública. ¡¡¡Qué ocurrente esta gente!!!, un negro a blanquear todo un movimiento nacional... ja.
Por otro lado, me sigue inquietando un artículo que leí por allí, sobre algún secretillo que se le conociera a Piñera que lo ha hecho estar "en las garras" de un par de sus partidarios de la UDI.
Humm... finalmente una profunda reflexión:
Piñera que se viste de seda, Piñera se queda.

Hernan Gonzalez Vergara said...

Despues de luchar contra el revival de la estética de los 80s, la expresion "buen gusto" o "mal gusto" resulta bastante relativa. Este blog tiene el estilo que debe tener una conversación entre amigos y por lo tanto, puede tener palabras entrecortadas, garabatos, expresiones en coa y todo lo que una conversación puede tener. Tambien aspira a presentar los textos en una forma tan básicamente urdida para que sea entendible por cualquier persona. Lamento que este objetivo no se haya cumplido en su caso. Extraño, muy a mi pesar, la utilización de un puntito aparte que me hiciera mas fluido su racionamiento y poder contradecirle de mejor forma. Por ultimo, tenga a bien dejar su bendito nombre en otro comentario. Gracias.

Anonymous said...

"Los empresarios al mercado y los políticos a la política" - dice Ud. Olvidó decir "los médicos a la medicina". Si va aplicar el refrán "pastelero a tus pasteles", apliqueselo a todos por igual (Ud. incluido). Ahora, si se lo aplicamos a todos los profesionales de este país, ¿quién se dedicaría a hacer política?, los delincuentes, los ociosos, los que nunca le han trabajado un peso a nadie, los parásitos. Discúlpeme, no le compro su razonamiento. Por lo menos Sebatián Piñera ha demostrado ser algo en esta vida. Yo no voté por él en la primera vuelta, pero lo creo más capaz que la Sra. Bachelet (que fue Ministra en tiempos fáciles) de dirijir un país. Por lo demás, PIñera está muy consciente de sus puntos débiles en materia de $$$, y no creo que sea tan huevón de meterse en los problemas que Ud. enuncia.

Hernan Gonzalez Vergara said...

Me parece, distinguido señor, que estamos hablando en frecuencias diferentes. Lo yo pretendía con este post es simplemente enunciar, quizas no de forma clara, un dilema moral que tiene que ver con el como soy capaz de diferenciar cuando estoy actuando en beneficio propio y cuando estoy legitimamente actuando con vistas al bien común.
Su clara inteligencia debiera permitirle discriminar entre ideas accesorias y el meollo del asunto. Lo fundamental es saber si está Ud. de acuerdo con que un ciudadano, que pueda tener los mejores comentarios de su parte, pueda profitar del cargo de presidente de la republica ( recuerde ud que existen datos que dan cuenta de un aumento impresionante en el valor de las acciones de Piñera desde el momento mismo en que anunció su candidatura.)
Sus demás afirmaciones me parece que no ayudan a dar una adecuada imagen de su alto valer intelectual. Debo estar de acuerdo con aquello de que Piñera no es huevón. Lo que me cuesta es encontrar el dato de altruismo en hacerse cargo de la republica. Un especulador fino jamas dá una puntada sin hilo. Piñera está en esta carrera por algo y me parece que no es precisamente por la Sra. Juanita.
Por ultimo, le ruego se detenga un poco en la argumentación que intenta contradecir, mas que en sus ansias de embestir a todo lo que le parezca demasiado izquierdista.